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Friday, March 29, 2013

15 La feria de ciencia



Con el otoño llegaron las lluvias y cada tarde después de clase pasaba a leer o discutir sobre educación y ciencia en casa de mi mentor, aprendí a usar las fotografías como excusa para enseñar cosas, además usé más eficientemente Google para buscar información y comencé a participar en foros de discusión sobre educación y ciencia en twitter y Facebook, y en dos ocasiones acompañé a Gaby a conferencias en las que me parecía natural abordar el tema de la ciencia en la educación.

Al mismo tiempo las autoridades del Condado comenzaron a cerrar escuela y se levantó un movimiento de maestros. Las escuelas se iban sumando poco a poco, se amenaza con una huelga si el gobierno no busca la manera de que los recursos se distribuyan de manera eficiente entre las escuelas, pero si esto no es posible, poco a poco se irán eligiendo las mejores y se cerrarán las que no logren ciertos objetivos. Me preocupaba un poco el asunto, pero por el momento tenía que centrarme en los niños y sus proyectos.

Cada equipo mostraba avances considerables, sus semillas comenzaron a cambiar y se asomaban, la mayoría estaban brotando a un ritmo acelerado y a las que no, les dimos más tiempo. Teníamos suficientes datos, registros fotográficos, mediciones, relatos. Los escritores comenzaron a preparar los reportes y aprendimos a elaborar un cartel de comunicación científica. 

Les enseñé a usar aplicaciones a las que ellos tenían acceso y comenzaron a hacer entrevistas a expertos en botánica. Cada mañana discutíamos alguna noticia sobre agricultura y comenzamos a seguir los reportes climáticos, pues nuestras plantas no podrían sobrevivir a las bajas temperaturas. Algunas de ellas tendrían que sobrevivir dentro y con un poco de suerte, estarían listas para la primavera.

Discutíamos opciones sobre las presentaciones y después de un debate decidimos que todos participarían en la feria de ciencia pero que tomarían turnos para explicar a los visitantes las plantas. Cada uno conocía no solo el tipo de planta y su clasificación botánica, sabían los procesos biológicos que ocurrían dentro de ellas, desde la fotosíntesis hasta los procesos genéticos. ¡Estaban aprendiendo!.

Un día antes discutimos todos e imaginamos las posibles preguntas que les pudieran hacer, ¡nos estábamos divirtiendo!, no había tensión, no era como un examen del cual debíamos responder a todo y al final solo obtendríamos un número; estábamos dispuestos a compartir lo que sabíamos.

No fue extraño que se nos otorgara el espacio más alejado de la escuela para presentar nuestros carteles, supuse que los niños se sentirían señalados pero pareció no importarles, Gaby y nuestro mentor nos ayudaron a acomodar todo y ambas abrazaban a los niños. ¡Éramos un equipo de trabajo y lleno de ideas!.

Los primeros en acercarse fueron los papás de Stephen, ambos inmigrantes suecos y se sintieron maravillados de las explicaciones, creo que los niños les contagiaron un poco de su pasión por las plantas, porque no podían dejar de leer y preguntar, luego los papás de Mita, y los de José y la mamá y abuela de Tisha, poco a poco comenzamos a captar la atención.

Algunos niños preguntaron si era correcto ir a mirar los otros proyectos, y nuestro mentor les respondió que sí, que era un momento para aprender de todos, que miraran, preguntaran y aprendieran, después de un rato volvían y nos platicaban que habían visto. 

Yo no me sentía seguro de ir a ver, pero cuando le comenté mi duda a Gaby ella me dijo:
-Del mismo modo que tú debes estar muy orgulloso de tus niños, los demás maestros saben que hicieron su mejor esfuerzo, ¡vamos, yo también quiero ver!, además debemos invitar a que vengan a vernos, de otro modo, nadie sabrá que estamos aquí. Si nos hubieran dado el baño para presentar el trabajo, habríamos tenido más público.

Comenzamos a caminar y vimos experimentos de física principalmente, recordé mis años de estudiante, siempre me sentí nervioso de que mi maqueta se viera bien, que el volcán vomitara lava en el momento correcto o que la rata corriera lo suficientemente rápido para que lograra encender un foco de 10 watts. Esto no era diferente, las mismas caras de hastío, los mismos nervios si alguien preguntaba.

Comenzamos a invitar a que nos visitaran. Habíamos fijado que los niños comenzarían sus conferencias a las 9:30, para cuando Gaby y yo regresamos a escucharlos ya había público, por lo que los niños se presentaron, explicaron que su proyecto se llamaba “haciendo plantas” y dijeron que habían preparado 5 conferencias: La botánica como estudio de las plantas, Las regiones climáticas de los Estados Unidos, Cadena alimenticia y medio ambiente, Polinización de las plantas y su importancia en el medio ambiente, Principales enfermedades de las plantas. Todas ellas estaban relacionadas para explicar lo que habían hecho.

Explicaron con lujo de detalle y fotografías cómo fue que sus plantas fueron creciendo, que todas eran diferentes, explicaron porque crecieron a pesar de que comenzaron en diferentes medios. No eran explicaciones repetidas de libro, eran palabras que ellos comprendían y la audiencia podía seguir perfecto todas sus explicaciones, fue tal la pasión con la que hablaron que fue imposible dejar de escucharlos, siempre con ejemplos, una fotografía, un número, un dato.

Cuando concluyeron, casi brinco al ver que casi toda la escuela estaba presente, solo para escuchar a mis niños, pero lo mejor vino cuando los asistentes comenzaron a hacer preguntas: 

Si todas sus plantas crecieron, ¿entonces pueden hacer crecer cualquier planta?

Mitta tomó la palabra y con sencillez envidiable respondió: ¡No!, porque cómo podemos ver en el mapa climático de nuestro país, las plantas crecen dependiendo del clima pues es una variable que les permite adaptarse mejor. Además el profesor en botánica Steve Kolskov nos explicó que no debemos invadir el espacio de las plantas con especies nuevas pues éstas pueden matar a las especies nativas.

¿Pueden hacer crecer un frijol hasta el cielo? 

Preguntó un adolescente con tono de burla, pero José respondió de modo tal que no pudo continuar la broma: ¡No! Porque la altura de las plantas depende de las condiciones geográficas, ya que por ejemplo si miras la altura de los árboles en la costa oeste es distinta a la altura de la misma especie en Hawaii.

Una voz lejana preguntó ¿qué van a hacer con sus plantas?, las van a tirar ahora que la feria de ciencia concluya?

 Kathleen dijo con voz casi risueña: ¡Claro que no!, las vamos a mantener en un ambiente protegido hasta que estén lo suficientemente fuertes para soportar el clima exterior, luego las sembraremos afuera y cruzaremos los dedos para que los conejos no se las coman. 

Miles de preguntas de otros niños, de los adultos y al final diversas personas, incluyendo a varios expertos que los niños habían entrevistado se acercaron a felicitarlos, éramos los más visitados por el momento.  Los niños se acercaban a abrazarme y  sus familiares me daban las gracias, pero no pude tomar todo el crédito, así que les pedí a los niños que presentaran a todos quienes nos habían ayudado, incluyendo a nuestro mentor, finalmente ella nos había dado no solo su tiempo, sino las semillas que nos hicieron brillar.

Fue Trisha quien hizo los honores: El grupo de primer grado tiene mucho que agradecer, primero a nuestro maestro, luego a todos quienes aceptaron platicar con nosotros, por supuesto nuestra mentora que nos enseñó cómo hacer plantas.

La directora y los demás maestros estaban ahí y pensé que me juzgarían severamente pero en lugar de eso, la directora ofreció crear un espacio en la escuela para que los niños sembraran las plantas llegado el momento y que el grupo iniciara un proyecto en el cual enseñaran a otros niños a sembrar plantas y a cuidarlas. Cuando terminó su discurso los niños brincaban y sonreían tanto que pensé que tendrían un colapso. Todo había salido mejor de lo que imaginé.

A la hora de la premiación por el mejor proyecto, los niños se tomaron todos de las manos y se abrazaron alrededor de mí. Me agaché y les dije que si ganábamos algo, era solo el principio de algo mejor, pero si perdíamos, lo intentaríamos de nuevo y la siguiente vez lo haríamos mucho mejor.

El premio se otorgaba con votación directa del público y ¡nos favorecieron!, ganamos el listón azul que nos nombraba como el grupo con el mejor proyecto de ciencia de la escuela. Pedí a Gaby que le tomara una fotografía a nuestro preciado listón azul, la cual publiqué en Facebook y Twitter con una nota que decía: mis niños lograron lo que yo jamás conseguí: no solo entender ciencia, ¡sino hacerla divertida!, en educación todo es posible, cuando creemos en los alumnos.

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