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Wednesday, February 13, 2013

10 Aprendiendo del arte


La obra de teatro que los niños escribieron incluyó los valores de la amistad, la cooperación,  la paz y escribieron la obra de modo tal que hizo reír y llorar a sus padres, pero sobre todo sorprendió a los directivos y demás maestros.

La historia es simple, se centra en  una niña que llegada de un país lejano, se siente perdida en el mundo,  sin compartir el idioma del lugar, pero  capaz de encontrar amigos, obsesionada con un hot dog  con crema de cacahuate que inicia su búsqueda por un lugar entre un grupo de niños que no creían que los monstruos pudieran tener lagañas rosas. Todo para decir: la amistad, la paz y la cooperación son la mejor forma de resolver problemas del mundo.

Cada uno aportó su parte, descubrí que todos son buenos para algo, por ejemplo el telón de la obra estaba bellamente decorado con malvaviscos mordidos y las lagañas del monstruo eran pétalos de rosa. Mi asistente de director tuvo todo a tiempo y en orden, el vestuario no pudo ser mejor pues cada niño decidió que usar algo relacionado con su cultura, por lo que pudimos ver trajes típicos de cada uno de sus países, lo que inundó de una fiesta multicolor el evento.

Descubrí que la confianza en mí no era mucha por parte de los directivos de la escuela. Nuestra obra fue dejada al final del programa, esperando que los padres no se sintieran avergonzados de la pobreza artística de sus hijos, porque mi grupo estaba catalogado como de bajo perfil. No me quedó claro que significaba eso hasta que la directora, me tomó del brazo y me susurró: ¿cómo hizo usted para lograr que los niños actuaran?.

Afortunadamente en ese momento una madre me abrazó tan fuerte que imagine que mis ojos saltarían y tendría que correr tras ellos, aunque no imaginé cómo si no vería sin ellos. Cuando finalmente me soltó me dio un beso y grito: ¡No sabía que Mita pudiera cantar tan bonito!. 

Cuando el papá de José llegó hasta su hijo, no solo lo felicitó, le dijo que estaba orgulloso de él. Si una obra de teatro nos permitió aprender vocabulario,  hilar ideas, hacer secuencias de eventos, trabajar verbos, poner en marcha el trabajo cooperativo, desarrollar nuestra creatividad y… ¡puf! puedo seguir la lista, por primera vez deje de sentir miedo de toda su riqueza cultural… estos niños me habían enseñado más de lo que yo aprendí en todos mis años de clases aburridas…

Mire con cuidado como Hanna bailaba entre sus hermanas cuando sentí un jalón en la manga, era Erick que tenía un puñado de malvaviscos mordidos y con una sonrisa me preguntó: maestro, ¿quieres ayudarme con el telón?, le dije: ¡claro, ya que no me dejaron ayudar a prepararlo!. ¡No podía creer que estaba comiendo malvaviscos y sabían a gloria!, ese puñado de azúcar eran un premio Oscar para mí.

Estaba avanzando a la puerta cuando vi a Gaby sentada en el asiento más alejado del escenario. ¡No podía creer que estaba ahí, con sus tacones alto y su vestido de seda!. Estiró el programa y me dijo: ¿me lo puede autografiar, por favor?, le sonreí como pocas veces lo había hecho y cuando ella estiró la pluma, la directora se puso en medio de los dos y  dijo: “Bien hecho, nos sorprendió a todos, quiero que me diga que hizo con esos niños”. Estaba a punto de responder cuando Gaby dijo con voz suave: “creyó en ellos”. 

La directora la miró con desdén, la señaló con su Iphone  y casi le ordenó: “Quiero que calendarice los cursos para la primavera, parece que ustedes tienen algo que favorece a los maestros”.

Cuando salimos, todo se veía distinto.

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