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Thursday, May 23, 2013

20. Dar gracias es una acción, no una tradición

Una semana antes del día de Acción de Gracias se anunció un programa  de cierre de escuelas en la ciudad. El gobernador anunció que cerraría al menos 30 escuelas pero esperaba la revisión del consejo educativo, pues el número lejos de ser menor, podría llegar al menos hasta 50 escuelas.

Los maestros, padres de familia y los niños salieron a las calles a protestar. A veces había protestas frente a nuestra escuela. Los niños comenzaron a preguntar que harían si cerraban la escuela. A veces la directora intentaba dar explicaciones que terminaban en una cara de duda sobre el futuro.

Era curioso, cuando el dinero no alcanza, la educación sufre las consecuencias, era como si el Estado pensara que no valía la pena invertir en los niños de escuelas públicas. Pero, aún cuando yo asistí a escuelas privadas, había comenzado a ver uno de los muchos problemas de la  Educación: No se centra en la capacidad de aprendizaje, sino en los recursos que se invierten y en este sentido, no sentía pena ni por el Gobernador, ni por los directivos de las escuelas, sino por los niños que terminarían sufriendo las consecuencias de los errores de otros.

Un día antes del fin de semana largo por Acción de Gracias, le dije a los niños que deberíamos cada uno dar gracias por lo que cada uno quisiera, y que yo daba GRACIAS por tener el gran honor y gusto de estar con ellos.

Sus caras se centraron en mi,  y cada uno fue tomando turno para hablar mientras todos agachamos la cabeza para escuchar con atención sus palabras…


  • Doy Gracias por tener una escuela donde estudiar, pero sobre todo, por tener un maestros que me deja reír.
  • Doy Gracias porque mis padres me dejaron estudiar, ellos dicen que las niñas no merecen ir a la escuela, pues cuando crecen se casan.
  • Doy Gracias porque mi papá no se enojó ayer cuando le dije que quiero ser astronauta.
  • Doy Gracias porque mi hermano me prestó su libro de matemáticas.
  • Doy Gracias por que las plantas crecieron y ganamos en listón azul en la feria de ciencia.
  • Doy Gracias porque mi perro se comió la nota que me dio el otro día la maestra de música por distraerme en clase. Pero no tengo la culpa que una paloma se atravesara por la ventana.
  • Doy Gracias a Dios por no darle pulgas a mi gato, papá dijo que si le ve una pulga lo echará de la casa.
  • Doy Gracias porque mis compañeros nunca se burlan de mi.
  • Doy Gracias por el sándwich que mi mamá me prepara todos los días.
  • Doy Gracias por el pavo que va a preparar mamá y porque el ejercito le permitió a mi hermano venir a visitarnos.
  • Doy Gracias porque los médicos curaron a mi mamá.
  • Doy Gracias por el nuevo empleo de mi papá.
  • Doy Gracias porque mi mamá no ha estado triste desde hace varias semanas.
Cuando creí que Isabella no hablaría, tomó la palabra y dijo:
  • Doy Gracias porque ya aprendí que soy capaz de hacer cosas que todos decían que no podría.

Esa tarde tomé un taxi para ir al aeropuerto para disfrutar con mi familia las fiestas. Las palabras de los niños retumbaban en mis oídos y di gracias por los sándwiches que mi madre me preparaba, por el empleo de mi padre, porque nunca tuve un gato con pulgas y porque a pesar de tener todos los recursos que mi padre y su imperio me pudieron dar, no me había quedado en el camino. 

Me di cuenta que no importa si se es rico o pobre, un estudiante es siempre vulnerable a los designios de la Educación, que pretende decidir el futuro de cada uno, pero al final, uno es dueño de su propio destino.

Cuando llegué a la salida del aeropuerto, estaba a punto de buscar como tomar un taxi, cuando vi al chofer de mi madre que me esperaba tan formal como siempre, desde que era niño, siempre era él quien me llevaba a la escuela, en su uniforme negro, con esos mismos modales ingleses, pero hoy me detuve a ver su cara, sin duda había cambiado. Mientras yo me volví un hombre de provecho, él había envejecido, y me di cuenta que no sabía nada sobre su familia.

Esta vez, me senté en el asiento delantero del auto y platiqué con él sobre su familia y le di las gracias por tantos años de leal servicio y todo lo que había hecho por mi familia, especialmente por mi madre.
 

Cuando llegamos a casa, mi madre abrió la puerta y me abrazó como si estuviera a punto de darle un anillo de diamantes rosas. Le di las gracias por todo lo que había hecho por mi, y la bese, como cuando era niño.
 

Mi padre trabajaba en su estudio y por primera vez escuche que le dijo a su socio: “espera un momento, te llamo el lunes, mi hijo llegó a casa”. Le di las gracias por nunca haber perdido su empleo, por no haberse enojado conmigo cuando le dije que quería ser maestro de escuela pública, a lo que me respondió con una sonrisa que pocas veces exhibía: “¿quién dijo que no me enojé?
 

Dar gracias tomó sentido ese día, recordé que cuando tenía 4 años vi en la televisión a un niño tan pobre que parecía que moriría de hambre. Le dije a mi madre que si un día encontraba a un niño pobre en la calle lo invitaría a comer a casa; pero no había niños pobres en los sitios que nosotros frecuentábamos, así que pensé  que esos niños no existían.
 

Después de mi primera cena en casa, le di a mi madre los obsequios que los padres de los niños habían hecho para ella, y le pregunté si se acordaba de mi idea de invitar a un niño pobre a comer a casa, ella me dijo que sí, y que desde entonces apoyaba a la UNICEF en su lucha contra la pobreza infantil con un donativo que llevaba mi nombre.

Le di las gracias por haber hecho de mi la persona que era. Dar gracias tenía que ser una acción y no una tradición.

Al otro día, invité a mis padres a Jamba Juice, y pedí un smoothie desabrido y le conté a mis padres sobre mis días como maestro, y no dejamos de reír toda la tarde.  Les di gracias por dejarme cometer mis propios errores, que ahora tenían un sentido extraordinario.

Tuesday, May 14, 2013

19. Superando las diferencias culturales

No supimos exactamente que pasó con cada una de los exámenes, creo que esperaba una palmada en el hombro que me indicara que estábamos educando a los niños o al menos un ¡bien hecho!,  pero nada de eso llegó.


La directora nos reunió a todos los maestros y dijo que la escuela estaba entre las 20 mejores escuelas del Distrito Escolar. El documento que nos entregó no decía si éramos la número 1 o bien la número 20. Tampoco se decía en que temas deberíamos poner más atención, solo había una frase que decía: El Distrito Escolar se congratula en informar que se encuentran entre las  20 mejores escuelas de la región.



No voy a negar que me sentí decepcionado. Si bien la directora estaba contenta pues esto implicaba presupuesto suficiente para otros 4 meses, no hablaba de los niños, o del impacto de esto en sus familias. Solo era una nota aprobatoria que anunciaba que la escuela abriría el próximo año.



Cuando le hablé a Gaby para darle la noticia, me dijo que la evaluación es siempre igual, y que solo quedaba la riqueza del esfuerzo conjunto. ¿Los niños habían aprendido más de ese examen?, de ser así ¿a quién le importaba?, parece que no, pues el programa seguía y teníamos que completarlo. Las evaluaciones eran solo un compás de angustia para todos y el permiso de la Educación para continuar gastando dinero.



La siguiente actividad del calendario era la celebración de Halloween, para un nativo de los Estados Unidos es un día de diversión, dulces y disfraces, pero para los extranjeros quizá sea un ejemplo de la locuacidad americana.



Le pedí a los niños que preguntaran a sus   padres como celebraran Halloween, y haríamos una mesa redonda sobre el tema. Nunca esperé que fuera tan interesante el resultado. ¿Sabían que en otros países existen cultos a la muerte?.



En México la celebración coincide el tiempo con el Halloween, y se celebra a la muerte con gozo y se recuerda a los muertos, es un poco entre una fiesta y el Memorial Day de los Estados Unidos, la gente va a los panteones y les brinda ofrendas a los muertos.



En la India se le conoce como Mahalaya que es una tradición especial para quienes profesan el hinduismo y es una adoración a las almas a lo que se agregan deseos por cumplir en esta vida, especialmente se pide por la paz y la salud de los vivos; mientras que en otras regiones de la India se celebra el Diwali que es conocido como el Festival de las Luces.



En Irlanda se celebra el Halloween pero a la festividad se le agrega una nota dulce en forma de un pastelillo de frutas al que le llaman Bambrack a la que se le introduce una muselina, que es una tela transparente y quien la encuentra tiene la suerte de que la muselina le pueda predecir el futuro.



 En Australia se celebra la Guy Fawkes Eve que se le conoce también como  Mischief Night  o Danger Night que es una noche de travesuras, durante la cual los niños usan disfraces y piden caramelos de casa en casa, además de organizar festivales de baile y concursos de disfraces en las escuelas.



En España se celebra el 31 de Octubre el Magosto principalmente en el Noreste de la Península Ibérica y en Cataluña se le conoce como la Castanyada.



En Chile y el Colombia se celebra el día de Todos los Santos que es una tradición católica en honor de todos los Santos conocidos y desconocidos del mundo moderno.



Los niños hablaban con seriedad sobre cada uno de los cultos y todos intercambiamos detalles alusivos a cada una de las fiestas, así que de México, los papás de José me enviaron una calavera de dulce y un poema; Mita me dio una veladora por la celebración de la luz,  Estefanía me dio una castaña y Mike me dio un dulce tradicional de Australia.  Megan y Carlos me cantaron una canción que habla de un Santo que se llama igual que yo.



Recuerdo aún el pánico que sufrí cuando no podía pronunciar los nombres de los niños, pero ahora me siento afortunado de poder conocer otras historias, culturas y tradiciones sin necesidad de comprar un boleto de avión, pues a la actividad le sumamos una búsqueda de videos de cada uno de sus países que hablan de cómo celebran la noche de los muertos, Halloween, todos los Santos, la verdad es que es solo una gran excusa para pasarla bien.



Cada niños eligió un disfraz, pero pedí que no fuera elaborado ni que fuera comprado, y la creatividad surgió tan finamente que me sentí avergonzado de mi disfraz de perro, con orejas de malvavisco. Seguro mi madre me habría comprado algo caro que no me gustaría, pero hoy me sentí niño y aprendí que las diferencias culturales no existen cuando se abren los ojos y se escucha con el corazón.

 

La que realmente me asustó de muerte fue Gaby, quien ofreció darme un aventón y cuando llegó por mí tenía la cara y el cuello cubiertos con sangre, cuando abrí la puerta ¡se me retorció el estómago!. ¡

Gaby, ¡juro que encuentro a quien te hizo esto!, pero entonces ella sonrío y me dio una bolsa con algo que parecía vómito y me dijo:


-Te ayudo a maquillarte y podemos ir juntos a la fiesta en casa de la psicóloga de la escuela que ¡seguramente será muy divertida!



¿Dulce o truco?

Friday, May 3, 2013

18. Cállate y concéntrate: evaluando el conocimiento

Todos los días nos divertíamos tanto que no fue difícil que los niños aprendieran a responder las preguntas, incluso las que tenían más complejidad, y cuando dudaban deducían las respuestas en base a lo que sabían que era incorrecto, era mucha diversión, hasta que nuestro mentor nos recordó que las evaluaciones se aplican en salones cerrados y en silencio, donde hasta la propia respiración puede causar molestia, así que con tiempo justo comencé a enseñar a los niños a actuar como autómatas y aún así estar listos para el examen. ¿Porqué la educación olvida que los niños son entes felices?.

Comenzamos con 2 minutos de absoluto silencio para responder preguntas, para todos fue como una eternidad, y creo que no me había dado cuenta de que nuestro salón era considerado como bullicioso hasta que la directora entró de repente, abriendo la puerta como si hubiera un incendio. Todos la miramos y cuando me llamó pensé que se le había caído el celular en el retrete.


-¿Qué pasa David?, sus alumnos nunca son tan callados ¿qué está planeando?.


 La pregunta fue tan directa que me atrapó por sorpresa, pude oírme balbuceando un intento de respuesta.


 Nada, señora directora, estamos aprendiendo a concentrarnos  para  los exámenes.


   -Miró hacía adentro como si ocultara un cadáver tras la puerta y luego se retiró. Me sentí como cuando copiaba durante los exámenes y el maestro miraba hacía mi.


El tiempo de concentración se extendía más y más cada día. Teníamos un letrero en la puerta que decía: Peligro: ¡niños pensando!. Theresa me dijo que ya había aprendido a controlar su respiración conforme movía el lápiz, esto era como una tortura, pero lo estábamos tomando de buen modo.



El examen no dista mucho del momento en que un condenado a muerte conoce su sentencia, uno ha de ajustar cuentas con el sistema educativo. No se duerme durante semanas antes, todos alrededor están nerviosos, hay horas extra de estudio, comienza el stress, algunos sufren pesadillas. Yo recuerdo una que tuve frecuentemente en la cual en medio del examen mis ojos se cubrían de papeles y todos en el salón se reían estruendosamente de mí y yo no podía ver, ni quitar las hojas de mi cara, solo escuchaba el reloj corriendo inevitablemente. Siempre despertaba cubierto de sudor y horriblemente, siempre me ocurría el día del examen, lo que me ponía aún más nervioso.


Ningún niño, o estudiante alrededor del mundo merece esa tortura. Si se supone que los exámenes son para mejorar la manera en que se aprende, ¿por qué las cosas no han cambiado con el paso de las generaciones?


Oh de hecho, ¡me retracto,  si han cambiado!, ahora todo es peor, y se tienen más exámenes y más educadores se llevan una tajada más grande de este negocio al que nada le importa los niños.


El día del examen la medidas de seguridad fueron tan extremas que pensé que pasarían a los niños por algún tomógrafo para asegurarse que no tuvieran una idea brillante, una de esas que pudiera cambiar el orden mundial. Nos cambiaron de salón, a los maestros nos sortearon y ni siquiera podíamos estar con nuestros niños,  porque podríamos darles las respuestas (cómo si sirvieran para que los niños verdaderamente aprendieran más), les dieron lápices especiales, para evitar que tuvieran las respuestas tatuadas en sus lápices o quizá en la punta. Les revisaron los bolsillos y el cabello, ya que pudiera ser que el condenado a muerte escondiera un clip y lograra escapar del patíbulo.


Nadie podía hablar, y el silencio era tan perturbador para los chicos de octavo grado que sentí pena por ellos. Supuse que ellos estaban más acostumbrados pero supongo que todos parten de la idea que se han de adaptar y por primera vez en mi vida recé una pequeña plegaria por mis niños. No me importaba si aprobaban o no, a nadie le importa eso, solo quería que no sintieran miedo. Habíamos practicado mucho, seguro estarían bien.


El día fue tan intenso que creo que los pensamientos volaban por todo el salón y bombardeaban todo cuando encontraban a su paso, comencé a sentir jaqueca y aunque estaba en esta ocasión del otro lado y no era yo el acusado, no podía dejar de sentir vergüenza por toda esta  manera de aniquilar las ideas, la creatividad y la infancia de los seres humanos a nombre de un mejor futuro que no existe. ¿En que me hizo mejor responder A, B o C? Cuando los niños me preguntan algo debo ser capaz de explicarles no de elegir entre respuestas que alguien piensa que son correctas.


Cuando uno camina por la vida no va uno pensando en opción múltiple, ¿quiere un café? A caliente, B frio C con tres tartas de fresa D todo lo anterior E ¿qué te pasa?, ¿no has oído hablar del hambre en el mundo?


Cuando salimos libres de la celda, solo pensaba en tomar un trago de limonada desabrida con mi Gaby en casa de mi mentor, ellas me esperaban con ansia, pero en eso mis niños corrieron hacia mi,  estaba tan embotado que no me fue fácil darme cuenta que eran reales y no fantasmas, hasta que todos me abrazaron y de no ser por un poste me habrían tacleado.


Los abracé a todos y les pregunté como había estado todo, desesperadamente busque lesiones en sus mentes, pero sus sonrisas me hicieron sentir mejor, todos hablaban en orden como siempre y Dana resumió el pensamiento de todos: maestro, ¡no nos costó trabajo concentrarnos, fuimos como zombies en Halloweeen y respondimos todo!.


Todos se veían contentos, como siempre, quizá debía confiar en esa fortaleza infantil para salir avante de todo, hasta que un día la cuerda se rompe y nos convertimos en adultos infelices.


Solo faltaba esperar los resultados de los exámenes, para saber si nuestra escuela seguiría abierta o los padres enfrentarían la noticia de que sus hijos no tendrían una escuela el siguiente ciclo escolar.


Odio decir lo obvio, pero la educación apesta a veces, aprender es la parte sencilla, y ¡hasta puede ser divertido!