La primera semana en la escuela atendí diversas
reuniones con otros maestros y directivos para hacer planeación de
actividades que se suponía ayudarían a los niños a aprender mejor, en realidad eran trabajos aburridos que eran buenos para los adultos, los niños no importaban Me dijeron que podría hacer preguntas sobre el programa, pero
decidí ser cauteloso por que no quería ser el nuevo tonto de la escuela.
Los primeros cuatro días estuve tan ocupado
llenando documentos que no tuve tiempo de mirar la lista de asistencia de mi
grupo. El jueves por la noche, durante un momento de valentía, lentamente la
abrí esperando que los nombres se hubieran cambiado por algo que yo pudiera
leer y decir de manera fluida, pero no había cambios. Lo que mis ojos vieron
fue nuevamente palabras separadas por espacios que no me decían nada y que no
podría pronunciar. Solo era capaz de leer 7 nombres.
Decidí pedir ayuda con carácter de urgente a
Gaby, de ese modo probaría si era verdad esa sonrisa que me dijo que le gustaba
ayudar a los maestros con problemas. Le envié un correo electrónico:
Hey, no te he olvidado!:
De hecho, planeo usarte como mi salvavidas hasta que
tú te hartes de ayudarme.
Tengo un problema, espero que me puedas dar un
consejo. Tengo alumnos de diversas nacionalidades, y no sé como pronunciar sus
nombres y no tengo idea de cómo sea posible decir palabras que no conozco,
¿tendrás un consejo?
David
Su respuesta fue casi inmediata a pesar de que eran casi las 11 de la
noche, comencé a sospechar que ser asesor educativo era un trabajo de 20 horas
al día:
Hola David:
Sé que soy inolvidable, pero también comprendo que
solo me buscarás cuando tengas un tropiezo, no me haré ilusiones, ja,ja,ja. (¿Es
posible que Gaby pueda leer mi mente?)
No tengo mucha experiencia con idiomas, pero sé de
alguien que te puede ayudar, escribe a: a-a-@...com.
Ella es muy creativa y habla varios idiomas, seguro tiene una buena idea para
sacarte del problema. Dile que yo te di su correo.
No esperes respuesta inmediata pero mañana a más
tardar a las 10 de la mañana seguro te responde.
Gaby
No me gustó mucho la idea de tratar con alguien más,
pero la situación lo ameritaba. Quería ser el mejor el primer día de clase,
sabía que eventualmente iba a meter la pata, pero no quería que fuera el primer
día. Así que le escribí:
Estimada …
Mi nombre es David, y Gaby me ha dado su email, espero
no molestarle, tengo un problema relacionado con idiomas y Gaby ha pensado que
usted me puede ayudar. Soy maestro de segundo grado y tengo alumnos
extranjeros, cuyos nombres no puedo pronunciar, quisiera poder hacerlo y
llamarles por su nombre. Espero que me pueda ayudar.
Su
respuesta llego puntualmente a las 10 de la mañana del día siguiente:
Estimado
David:
No hay razón para preocuparse, tengo dos soluciones
que se complementan para resolver tu dilema cultural. El primero es Google, pues tiene una opción de
traductor que le permite escuchar las palabras que escribe. Usualmente
identifica automáticamente el idioma de las palabras, pero si son nombres
propios, los puede confundir. Puede decirle el idioma en que está escribiendo y
eso hará la tarea más fácil. Solo vaya a Google, de clic en la pestaña de Mas y
luego elija traductor. Escriba la palabra y luego en el símbolo de audio de
clic y podrá escuchar la palabra.
El otro consejo que complementa esta opción es que
tenga a la mano tarjetas de colores, y que el primer día de clase le pida a los
niños que escriban su nombre en la tarjeta que ellos hayan elegido y que se
presenten, diciendo lentamente su nombre, si es necesario, pídale que lo digan
más de una vez, hasta que usted y el resto del grupo lo pueda repetir. Eso
ayuda a socializar al grupo y a que todos se familiaricen con los sonidos de otros
idiomas. No es sencillo, pues el cerebro no los va a registrar rápidamente, así
que puede pedirle que usen su tarjeta durante el tiempo que usted lo necesite.
No permita que haya burlas entre los niños, explíqueles que los idiomas, no
necesariamente comparten todos los sonidos, pero que eso da aún más grandeza a
las distintas culturas.
Admiro a los maestros que son capaces de aprender el
nombre de sus alumnos, yo nunca pude aprender más de 5 nombres.
Te deseo lo mejor en tu primer día de clases.
A
No podía creer que Google sirviera para
algo más que solo buscar canciones o videos, pero cuando lo intenté, con
claridad escuché los sonidos que anoté con lápiz junto a cada uno de los
nombres.
Al otro día por la tarde, hice un viaje a
Office Depot y compré muchas tarjetas de colores, creo que las vi tan
atractivas como las fotos de Deporte
Ilustrado. Me sentí casi listo para el primer día de clase.
Esa noche le respondí agradecido a mi Gurú
y a Gaby por ponerme en contacto con quien había salvado mi vida. También escribí a mis amigos para decirles que
esperaba con ansia el primer día de clase.
Con un poco de enojo sentí que lo que me
habían hecho aprender en la escuela era solo una burla soez de lo que me
esperaba. Por primera vez, estaba dispuesto a aprender.
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