Durante mi estancia en casa de mis padres
durante las vacaciones de Navidad, algo extraño sucedió. Una tarde mi padre me
llamó a su despacho.
Sólo lo hace cuando quiere hablar
seriamente conmigo y eso incluyó cuando me dijo que debía trabajar y abrirme
camino por mi mismo, cuando perdí el empleo en su compañía y cuando me dijo que
no iba a pagar mi estancia en la Universidad, creo que sentí el impulso de
salir corriendo, pero mi madre me dijo tranquila que todo iba a estar bien, que
iba a disfrutar la charla.
Por primera vez me dejó sentar en la
silla de piel que había pertenecido a mi abuelo, era una reliquia bien cuidada
que mi padre reserva para los grandes negocios, así que cuando me pidió que me
sentara en ella, casi brinqué y le dije que mi sueldo de maestro no me daba lo
suficiente para pagar un crucero por Alaska, o un collar de diamantes para mi
madre.
-No seas tonto, no te voy a pedir dinero…
¡Oh!, repuse con un suspiro… ¿qué tienes
que decirme entonces?...
-
Veo
que te gusta ser maestro…
Si, creo que puedo decir sin dudar que lo disfruto y
que he aprendido mucho de la vida gracias a los niños.
-He pensado que los trabajadores de mis
empresas deberían tener una escuela en la que sus hijos puedan aprender, y que
ellos puedan vigilar más cercanamente el desempeño académico y apoyarles de
mejor manera en sus tareas. Algunos los envían a escuelas muy lejanas y
frecuentemente piden permiso para las reuniones con los maestros y otros,
deciden ignorarlas… creo que si pudieran tener la escuela a la mano, no
estarían tan preocupados por correr a la reunión o tomarse un momento para
preguntar sobre lo que sus hijos necesitan.
He analizado el tema y veo que podemos tomar el primer
piso de todos los edificios y eliminar el Pent-house para las oficinas de los
directivos, que más bien necesitan estar en el campo de batalla y no en una
oficina tan lejana a la que nadie tiene acceso.
Quiero que tú dirijas toda la parte
administrativa de la educación. La ventaja es que los niños estarían
comprendiendo lo que sus padres hacen… las áreas culturales estarían abiertas
para ellos… ¿qué opinas?...
¡Diablos!, creo que pocas veces un hombre poderoso te
ofrece un empleo casi de la nada… estuve a punto de pedirle que repitiera todo
pues seguramente no había entendido bien lo que dijo, pero sólo pude
tartamudear un poco y sonreír como tonto… pero luego aclaré mi voz y creo que
me asustó un poco escuchar mi propia voz:
Si aceptara dirigir las escuelas, implica que no daría
clase, me haría parte del sistema y en lugar de trabajar por el aprendizaje de
los niños, trabajaría por la Educación. Los alumnos me han enseñado que hacen
más falta manos que pongan los cimientos, antes que tener un fotógrafo que le
pida al edificio que no se mueva.
-Entiendo… creo que me hacen muy feliz
tus palabras… el plan está bajo consulta con los abogados, realmente quiero
hacer que funcione… ¿darías clase en la escuela?, ¿quizá puedas ser parte del
grupo de expertos en diseños de cursos?
¡Si papá, claro que daré clase en tu escuela!. ¡Gracias
por reconocer mi talento!
-Te has ganado el respeto de muchos, pero
especialmente de ti mismo. Tu madre está muy feliz viendo cómo has cambiado tu
actitud ante la vida.
La verdad si, me hace feliz servir a alguien,
especialmente en la construcción de su futuro. Sé que puedo ganar mucho dinero
con todo lo que he podido aprender, pero prefiero creer que lo que hago en el
salón vale la pena. Quiero que uno de mis alumnos gane un día un premio Nobel o
quizá cure mi cáncer o tal vez salve la vida de mi madre o la tuya.
-
Sin
duda lo verás. Cuando crees en ti mismo, puedes creer en los demás.
Vamos a dar la
vuelta con tu madre, está feliz que hayas venido a visitarnos.
No pude dejar de sonreír toda la tarde… supongo que a
eso se le llama un premio profesional. No podía esperar para contarle a Gaby y
a mi gurú sobre la charla… por primera vez estaba viendo a mi padre de tú a tú y
teníamos un proyecto conjunto, pero al mismo tiempo, por primera vez tenía
claro el futuro de los niños.
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