Los días
vuelan mientras se hacen planeaciones y se buscan formas de compartir ideas con
los niños. Descubrí que me hice experto en encontrar la canción, el cuento o la
escena perfecta al momento de preparar las clases. Con una sonrisa franca debo
admitir que pude notar como me estaba convirtiendo en una persona diferente,
deje de pensar en cómo yo entendía o veía el mundo y comencé a anteponer a los
niños.
Años y años de
libros de educación los puedo resumir en la magia de las preguntas infantiles y
la importancia del apoyo de los padres. Solía creer que el dinero era lo único
importante para la educación, pero aún la gente más pobre quiere que sus hijos
sean mejores, que tengan un lugar importante en la vida, y confían en la
escuela como el camino para alcanzar todos sus sueños.
Creo que de
algún modo comencé a sentirme parte de ese grupo de mentes pensantes que creen
que todos los niños pueden aprender, con la estrategia correcta y el apoyo de
los padres.
Sin embargo,
la directora aún me daba miradas de confusión y enfado cuando me preguntaba
sobre mi planeación o pedía ideas para eventos escolares. Aún no entiendo si le
molesta mi pasión o si estar en contra de la educación tradicional es demasiado
para ella. Finalmente estar de acuerdo con el sistema le permite a cualquiera
tener un poco de pan sobre la mesa todos los días.
Cuando llegó
el momento de crear el espacio verde para plantar el producto de los proyectos
de ciencia, la directora casi se come su celular cuando le dije que los niños
debían ser parte de toda la planeación. Finalmente era su trabajo, esfuerzo y
cuidado lo que tenía vivas todas las plantas…
-¿Cómo puedes
pensar que los niños puedan participar en un proyecto escolar?, me preguntó con
una mirada que si no me agacho fingiendo que había tirado algo al piso, me habría acribillado.
Bueno, le
respondí, ellos han cuidado de las plantas, son la razón de esta escuela y
muchos de ellos vienen de países donde el cuidado de las plantas y las flores
no es una tema de arte, es una constante en su espacio de vida… tres buenas
razones que no pudo hacer a un lado, al menos no frente a toda la junta
académica.
Llamé a los
niños, les mostré el mapa y les expliqué el proyecto, les pedí que cocinaran
sus ideas durante 6 minutos y que terminado el tiempo podrían compartir lo que
habían pensado. Los niños miraron el plano y comenzaron a sonreír, con esa
mirada de emoción que solo se consigue cuando tienen algo grande entre manos.
El resto de
los maestros comenzó a cuchichear, supongo que la idea de invitar a los niños a
la reunión les causó tanta urticaria como a la directora y pensaron que habría
gritos y desorden, pero los niños y yo ensayamos tanto el quedarnos quietos
durante los exámenes y aprendimos que el silencio no es miedo a hablar sino
respeto ante las ideas de los demás, así que los niños podían comportarse como
los mejores cuando la situación lo ameritaba, sin necesidad de gritos.
Cuando mi
reloj comenzó a sonar indicando que habían pasado los seis minutos, uno a uno comenzaron
a hablar, explicaron el tipo de tierra que hacía falta y luego planearon donde
debía ponerse a cada planta.
-Los jitomates
necesitan mucho sol y agua, así que el mejor lugar es este… las calabazas
requieren de un espacio amplio pues son rastreras… las rosas sobreviven a todo
por lo que ellas pueden ponerse aquí, ¡pero no, espera!, si las pones ahí
cuando crezcan nos pueden rasguñar si pasamos corriendo, así que creo este lugar sería mejor para ellas… las papas necesitan sombra... las flores para las abejas deben quedar
aquí, para que no las molestemos… esta planta atrae orugas, así que no debe
tocarse con esta… esta planta crece 10 pulgadas por mes, tenemos que pensar en
que quede cerca de una pared para que podamos tener poleas que la sostengan… en este espacio podemos sembrar girasoles...
Todos
escuchamos y nos dimos cuenta que había aprendido no solo de plantas y las
necesidades de las mismas, habían aprendido también habilidades de expresión,
planeación, resolución de problemas… ¿en qué libro habían aprendido eso?, ¿tal
vez en alguna aplicación o hablando con Siri desde su Iphone?, ¡todos estábamos
perplejos!.
Esa tarde
comprendí que los niños son más que palabras en los libros, son seres
moldeables a partir del ambiente, y esa
es la labor de la escuela, dar un buen ambiente para aprender, no el sistema
militar con que muchos crecimos rogando por sobrevivir.
Si vamos a dejar en manos de los niños nuestro futuro, es mejor que les demos las mejores herramientas, !y sin duda alguna, nos sorprenderán!.