Estaba revisando el calendario de exámenes que incluían
evaluaciones estatales, nacionales a parte de los escolares y comenzó a dolerme
el estómago, desde niño esa sensación de que no iba a poder repetir lo que otro
quería que dijera siempre me había puesto muy mal. No he podido comprender
porque el repetir lo que otro dice o responder con una letra me hacía mejor
persona, pero ciertamente tenía un impacto en mi vida.
Cuando lograba sentarme junto a que había comprado el mejor
examen, las cosas iban bien y cuando llegaba a casa, no había regaños. Cuando
fallaba y obtenía menos de C, mi padre me recitaba una letanía que me aprendí
de memoria y aún ahora puedo repetir sin pensar demasiado: “Tu abuelo llegó de
muy lejos sin un centavo en el bolsillo y logró construir un imperio, el cual
yo he cuidado con tanto esmero para que tú vengas y lo derrumbes, no es posible
que no puedes ni siquiera elegir entre 4 letras correctamente, quiero que
estudies para que hagas de la compañía algo aún mejor”.
Así, que no, los exámenes nunca fueron lo mío, y ahora debía
pedirle a los niños que los respondieran.
Mi cabeza comenzó a dar vueltas, pero se detuvo cuando recibí una
notificación de Facebook, mi padre acababa de publicar la fotografía que le
envié del listón obtenido en la Feria de Ciencia y agregaba un mensaje: “Mi
hijo ahora inspira a otros para que aprendan”. Sin duda era la forma en que me
demostraba que estaba orgulloso de mí…
En eso sonó mi teléfono y con desgano lo busqué en mi bolsillo,
era Gaby ¿Cómo podía negarle algo a ella?. Su voz se oía entre mucho ruido,
pero me dijo: David, estamos a punto de ir a tomar unos tragos, si aceptas
acompañarnos, alguien va a pasar por ti, ¡por favor, di que si vas!.
Lo dicho, no podía negarle
nada a ella. Además pude imaginarla con sus zapatos en la mano, su vestido
arrugado y cantando Karaoke, pues sin duda tenía mucha experiencia con tragos
pues eran las 3 de la tarde, estaba seguro que para las 6, estaríamos todos
vomitando las banquetas… ¿A quien le importaban los exámenes?, me cambié la
camisa y esperé a que tocaran la puerta.
Mi mentor estaba frente a la puerta, cuando abrí, ella sonrió y me
dijo que ella y su esposo serían quienes me llevarían a la reunión, estuve a
punto de un infarto cuando vi el auto: ¡Un Prius!, mientras cerraba la puerta
no pude evitar la pregunta: ¿acaso hay premios estatales por comprar Prius?
-No, me respondió su esposo, pero si
ahorras mucho en gasolina y te permite pasar desapercibido, pues muchos creen
que no tiene suficiente poder.
Yo conocía bien el poder del Prius, pero esta vez, se sentía
distinto, la marcha era suave y no tuve que aferrarme al cinturón de seguridad,
cuando llegamos a nuestro destino, no besé el suelo, estaba vivo y completo.
Cuando caminamos por la acera, pude ver a Gaby con su teléfono en
el oído, cuando nos vio, nos saludo con la mano y comenzó a caminar hacía un
lugar donde venden smoothies llamado Jamba
Juice, supuse que comenzaríamos ahí la parranda para tener algo en el
estómago antes de que el alcohol lo inundara.
Todos miramos por varios minutos el menú, excepto mi mentor, ella
directamente pidió lo que quería. Cuando todos tuvimos nuestra bebida no pude
evitar preguntarle que había elegido y porqué, pero solo me dijo: ¡pruébalo!.
¡Era lo más desabrido que había probado en la vida!.
Gaby comenzó la conversación: David, te hemos citado aquí porque
en poco tiempo van a comenzar las evaluaciones estatales, eso significa que
maestros y alumnos comienzan a perder el sueño y los índices de gastritis y
problemas relacionados con el stress se agudizan. Es momento de preparar a los
niños para que no sufran y sobrevivan al proceso.
Pero ¿Cómo podemos prepararlos?, ellos deben demostrar lo que
saben, ¡lo que yo les he enseñado!.
- Ese es el primer error, contestó mi mentor. En realidad no se
evalúa lo que los niños saben, se evalúa la educación, no el aprendizaje. Se
usa a los niños como excusa para medir el impacto de las escuelas y con ello
los políticos puedan decir si están haciendo bien su trabajo o no. Los niños no
importan en esta ecuación. Si ellos aprenden o no, nadie regresa y responde con
calma el examen para que ellos comprendan porque respondieron de manera
correcta o incorrecta y muchos menos, nadie se toman el tiempo de analizar el
cómo el niño llegó a la respuesta que creyó que era correcta.
A ello Gaby
añadió:
-
La evaluaciones son solo para
crear números que indican si las escuelas merecen o no presupuesto, todo es un
asunto de dinero. Pero en este momento en particular, cuando el estado está por
cerrar más de 60 escuelas, la presión va a ser mayor.
Si, ya
había oído sobre el cierre de escuelas,
no me había sentido amenazado hasta ahora. ¿Cómo puedo preparar a los
niños?. Mi mentor comenzó a hablar:
-Has
hecho un gran trabajo mostrándoles que querer es poder, pero hasta ahora, has empleado técnicas constructivistas que
usualmente chocan contra la pared al momento de las evaluaciones, pues los
niños juegan en clase y aprenden, pero en el examen no hay posibilidad de
interpretaciones, una computadora solo analiza si escribes A, B, o C. No importan nombres o cuantas horas estudió.
Así que desde ahora te ayudaremos a diseñar una estrategia para que los niños
estén familiarizados con los exámenes, estudien juntos sin que sientan presión.
Lo peor que podemos hacer es creer que ellos están solos en esto, los hemos
puesto en un buen lugar para el aprendizaje, pero el sistema es el sistema, y
ellos no sabrán enfrentarse a ello sin un poco de ayuda.
Sin duda
alguna las evaluaciones eran más que la promesa de aprendizaje, había que
trabajar sobre ellas.
Pasamos
toda la tarde platicando, riendo y pensando ideas. No, no bebimos una sola gota
de alcohol, solo comimos empanadas de fruta y rellenamos los vasos con más
smoothies, en mi segunda ronda pedí la bebida desabrida y pensé que quizá menos
azúcar me haría más creativo… ¿tal vez?, porqué no pude dejar de abrir los ojos
antes todas las ideas que fluían en el ambiente. Estábamos planeando una estrategia
que yo hubiera deseado conocer cuando fui estudiante y lo mejor de todo es que era divertido.