Después del éxito en el mundo de las artes, me
di cuenta que la siguiente gran asignación tenía que ver con la ciencia, pues
la escuela iba a organizar una feria de ciencia.
¿Qué diablos puedo enseñar sobre ciencia?, que
es un área a la que solo unos cuantos privilegiados tienen acceso, que se
requieren más de 3 neuronas para
comprender un párrafo, que es aburrida,
que hacen falta años de matemáticas y signos raros para poder decir que se sabe
un poco. Comencé a sudar frio. La carta de invitación tenía la imagen de un
átomo, y parecía muy formal, ¿qué diablos sé de los átomos? solo que son
chiquitos… ¿qué le iba a decir a los niños?.
Cuando busqué un manual de enseñanza de ciencia
en Google aparecieron muchos, algunos con más de 800 páginas, había videos,
charlas, pero la idea no era decir que era la ciencia, eso cualquiera lo puede
encontrar en Wikipedia, el problema era como diablos iba yo a aplicar la
definición que dice: es el
proceso de adquisición, refinado y organizado de conocimiento mediante el método científico.
Mi mente corrió como potro con diarrea y pensé que era más fácil saltar de
un puente con un paracaídas que aprender ciencia y luego ENSEÑAR ciencia. Mis
recuerdos vagos de ello se limitaban al color de los libros y buscar la manera
de que la chica de los lentes grandes y suéteres horrendos me ayudara con mis
tareas y luego me pasara el examen, solo que no podía decir eso a los niños.
Estaba a punto de salir a caminar cuando oí el timbre de la puerta, era Gaby.
No estoy seguro que vio ella en mi cara, pero cuando su asombro se disipó, me
dijo: Ven te voy a llevar a que conozcas a alguien, tienes tiempo ¿verdad?.
¿Cómo podría decirle que en un par de días tendría todo el tiempo del mundo?.
Cuando abroche el cinturón de seguridad del asiento, noté el poderío de su
Prius. Creo que si hubiera sido una canica en una caja habría brincado por cada
ángulo posible. No estoy seguro si besé el piso cuando se detuvo frente a una
casa cercana a la escuela, de hecho, recordé que había caminado frente a ella.
Las ventanas eran grandes y era posible ver a alguien trabajando casi siempre.
Cuando estábamos a punto de tocar la puerta, ésta se abrió casi como si
supiera que estábamos ahí, quien abrió era una persona de piel morena y ojos cafés,
sin mirarme me preguntó: ¿qué sabes de poleas?.
¡No estaba seguro si había comprendido la pregunta!, si bien tenía un
acento extraño, estaba seguro que había dicho “poleas”… tuve que decir muy educadamente:
¿Perdón?.
-No importa, ven creo que tú puedes ayudarme, no puedo pedirle a Gaby que
se meta en el lodo, es que mi planta de jitomate necesita ayuda y la física
puede hacer el trabajo.
No estaba seguro si había comprendido: ¿cuál era la relación entre las
poleas, una planta de jitomate y la física?. Lo único que era claro es que Gaby
no iba a ensuciar sus zapatos de tacón.
Vi que tenía en su mano varios listones y al mismo tiempo que comenzó a
correr le dijo a Gaby que ella podría ver desde la ventana… ¿estaba frente a
una situación de rapto?, ¿quizá usaría los listones para atarme las manos?...
Cuando fuimos al otro lado de la casa, vi varias plantas, una de ellas
parecía tener uvas y entonces mis ojos vieron algo que jamás imaginé: ¡Una
planta llena de jitomates!, siempre creí que nacían en las cajas con las que se
exhiben en el supermercado.
Me pidió que clavara un par de clavos, pero antes midió el ángulo para que
fuera posible “ejercer fuerza de apoyo para sostener la planta” y luego midió “la
longitud para determinar el mejor ángulo de apoyo”.
No podía creer que la física sirviera para sostener la planta, de la forma
en que ella lo predijo y se sostuvo de modo tal que ninguna hoja se lastimaba,
la planta parecía feliz.
Cuando terminamos cortó el jitomate más rojo y me lo dio, me dijo: te has
ganado esto por tu ayuda, ¡muchas gracias!.
Cuando tomé el jitomate no pude evitar preguntarle si enseñaba ciencia,
sonrió y me dijo con voz tranquila: No David, estudio el aprendizaje, y creo
que tú ya has visto que aplicando las estrategias correctas los niños no solo
aprenden, también lo disfrutan.
Su sonrisa era enorme, pero cuando comencé a mirarla, me dijo: ven, te has
ganado un vaso de limonada, solo que tendrás que agregar azúcar.
Cuando entré a su casa, creo que la emoción fue tan grande que la abrace y
luego abrace a Gaby. Había libros y revistas de ciencia, computadoras, fotografías
¡muchas fotografías!, pero lo que captó mi atención fueron unos frasquitos en
una jarra de vidrio que tuve que mirar de cerca. Cuando Gaby me vio me preguntó
¿sabes qué es eso?... había toda clase de semillas dentro y parecía que cada
frasco tenía una etiqueta.
- No, pero parecen ¿semillas?... y entonces escuché como música: son mis experimentos
científicos, estoy intentando beneficiar
a mi jardín, y comenzó a abrir y a mostrarme cada uno, pensando tal vez que
entendía lo que me estaba diciendo, pero mi emoción fue aún mayor cuando
comprendí que estaba frente a mi gurú y que ella me dirigiría en mi camino por
la ciencia.
Cuando terminé de mirar, me dijo: ven, ¡te voy a enseñar una maravilla
biológica!, salimos todos, incluyendo su par de perros y me mostró una planta
llena de mariposas y abejas… estoy intentando crear un jardín amigable para las
abejas ¿no son hermosas?.
¿Hermosas?, ¡ver la ciencia en acción era hermoso!.
- ¿Te molestaría mostrar esto a mi grupo de niños? Le pregunté con un poco de
pena… ¿quizá podrían venir después de clase, y quizá les podrías explicar todo
lo que haces?, pero ella sonrió y respondió: ¡será un gran placer, a los niños
les va a gustar!.
Me di cuenta que cuando se quiere, ¡la ciencia puede ser divertida!, ¿no es
increíble?. ¡Había tenido mi primera clase de ciencia y no hubo necesidad de
raptarme!.
Ahora solo tendría que sobrevivir a la velocidad del Super Prius con Gaby al volante...