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Thursday, February 28, 2013

11 Aprendiendo ciencia



Después del éxito en el mundo de las artes, me di cuenta que la siguiente gran asignación tenía que ver con la ciencia, pues la escuela iba a organizar una feria de ciencia.

¿Qué diablos puedo enseñar sobre ciencia?, que es un área a la que solo unos cuantos privilegiados tienen acceso, que se requieren más de 3  neuronas para comprender un párrafo,  que es aburrida, que hacen falta años de matemáticas y signos raros para poder decir que se sabe un poco. Comencé a sudar frio. La carta de invitación tenía la imagen de un átomo, y parecía muy formal, ¿qué diablos sé de los átomos? solo que son chiquitos… ¿qué le iba a decir a los niños?.

Cuando busqué un manual de enseñanza de ciencia en Google aparecieron muchos, algunos con más de 800 páginas, había videos, charlas, pero la idea no era decir que era la ciencia, eso cualquiera lo puede encontrar en Wikipedia, el problema era como diablos iba yo a aplicar la definición que dice: es el proceso de adquisición, refinado y organizado  de conocimiento mediante el método científico. 

Mi mente corrió como potro con diarrea y pensé que era más fácil saltar de un puente con un paracaídas que aprender ciencia y luego ENSEÑAR ciencia. Mis recuerdos vagos de ello se limitaban al color de los libros y buscar la manera de que la chica de los lentes grandes y suéteres horrendos me ayudara con mis tareas y luego me pasara el examen, solo que no podía decir eso a los niños.

Estaba a punto de salir a caminar cuando oí el timbre de la puerta, era Gaby. No estoy seguro que vio ella en mi cara, pero cuando su asombro se disipó, me dijo: Ven te voy a llevar a que conozcas a alguien, tienes tiempo ¿verdad?. ¿Cómo podría decirle que en un par de días tendría todo el tiempo del mundo?.

Cuando abroche el cinturón de seguridad del asiento, noté el poderío de su Prius. Creo que si hubiera sido una canica en una caja habría brincado por cada ángulo posible. No estoy seguro si besé el piso cuando se detuvo frente a una casa cercana a la escuela, de hecho, recordé que había caminado frente a ella. Las ventanas eran grandes y era posible ver a alguien trabajando casi siempre.

Cuando estábamos a punto de tocar la puerta, ésta se abrió casi como si supiera que estábamos ahí, quien abrió era una persona de piel morena y ojos cafés, sin mirarme me preguntó: ¿qué sabes de poleas?. 

¡No estaba seguro si había comprendido la pregunta!, si bien tenía un acento extraño, estaba seguro que había dicho “poleas”… tuve que decir muy educadamente: ¿Perdón?.

-No importa, ven creo que tú puedes ayudarme, no puedo pedirle a Gaby que se meta en el lodo, es que mi planta de jitomate necesita ayuda y la física puede hacer el trabajo. 

No estaba seguro si había comprendido: ¿cuál era la relación entre las poleas, una planta de jitomate y la física?. Lo único que era claro es que Gaby no iba a ensuciar sus zapatos de tacón. 

Vi que tenía en su mano varios listones y al mismo tiempo que comenzó a correr le dijo a Gaby que ella podría ver desde la ventana… ¿estaba frente a una situación de rapto?, ¿quizá usaría los listones para atarme las manos?...

Cuando fuimos al otro lado de la casa, vi varias plantas, una de ellas parecía tener uvas y entonces mis ojos vieron algo que jamás imaginé: ¡Una planta llena de jitomates!, siempre creí que nacían en las cajas con las que se exhiben en el supermercado.

Me pidió que clavara un par de clavos, pero antes midió el ángulo para que fuera posible “ejercer fuerza de apoyo para sostener la planta” y luego midió “la longitud para determinar el mejor ángulo de apoyo”.

No podía creer que la física sirviera para sostener la planta, de la forma en que ella lo predijo y se sostuvo de modo tal que ninguna hoja se lastimaba, la planta parecía feliz.

Cuando terminamos cortó el jitomate más rojo y me lo dio, me dijo: te has ganado esto por tu ayuda, ¡muchas gracias!.

Cuando tomé el jitomate no pude evitar preguntarle si enseñaba ciencia, sonrió y me dijo con voz tranquila: No David, estudio el aprendizaje, y creo que tú ya has visto que aplicando las estrategias correctas los niños no solo aprenden, también lo disfrutan.

Su sonrisa era enorme, pero cuando comencé a mirarla, me dijo: ven, te has ganado un vaso de limonada, solo que tendrás que agregar azúcar.

 Cuando entré a su casa, creo que la emoción fue tan grande que la abrace y luego abrace a Gaby. Había libros y revistas de ciencia, computadoras, fotografías ¡muchas fotografías!, pero lo que captó mi atención fueron unos frasquitos en una jarra de vidrio que tuve que mirar de cerca. Cuando Gaby me vio me preguntó ¿sabes qué es eso?... había toda clase de semillas dentro y parecía que cada frasco tenía una etiqueta. 

- No, pero parecen ¿semillas?... y entonces escuché como música: son mis experimentos científicos,  estoy intentando beneficiar a mi jardín, y comenzó a abrir y a mostrarme cada uno, pensando tal vez que entendía lo que me estaba diciendo, pero mi emoción fue aún mayor cuando comprendí que estaba frente a mi gurú y que ella me dirigiría en mi camino por la ciencia.

Cuando terminé de mirar, me dijo: ven, ¡te voy a enseñar una maravilla biológica!, salimos todos, incluyendo su par de perros y me mostró una planta llena de mariposas y abejas… estoy intentando crear un jardín amigable para las abejas ¿no son hermosas?.

¿Hermosas?, ¡ver la ciencia en acción era hermoso!. 

- ¿Te molestaría mostrar esto a mi grupo de niños? Le pregunté con un poco de pena… ¿quizá podrían venir después de clase, y quizá les podrías explicar todo lo que haces?, pero ella sonrió y respondió: ¡será un gran placer, a los niños les va a gustar!.

Me di cuenta que cuando se quiere, ¡la ciencia puede ser divertida!, ¿no es increíble?. ¡Había tenido mi primera clase de ciencia y no hubo necesidad de raptarme!.

Ahora solo tendría que sobrevivir a la velocidad del Super Prius con Gaby al volante...

Wednesday, February 13, 2013

10 Aprendiendo del arte


La obra de teatro que los niños escribieron incluyó los valores de la amistad, la cooperación,  la paz y escribieron la obra de modo tal que hizo reír y llorar a sus padres, pero sobre todo sorprendió a los directivos y demás maestros.

La historia es simple, se centra en  una niña que llegada de un país lejano, se siente perdida en el mundo,  sin compartir el idioma del lugar, pero  capaz de encontrar amigos, obsesionada con un hot dog  con crema de cacahuate que inicia su búsqueda por un lugar entre un grupo de niños que no creían que los monstruos pudieran tener lagañas rosas. Todo para decir: la amistad, la paz y la cooperación son la mejor forma de resolver problemas del mundo.

Cada uno aportó su parte, descubrí que todos son buenos para algo, por ejemplo el telón de la obra estaba bellamente decorado con malvaviscos mordidos y las lagañas del monstruo eran pétalos de rosa. Mi asistente de director tuvo todo a tiempo y en orden, el vestuario no pudo ser mejor pues cada niño decidió que usar algo relacionado con su cultura, por lo que pudimos ver trajes típicos de cada uno de sus países, lo que inundó de una fiesta multicolor el evento.

Descubrí que la confianza en mí no era mucha por parte de los directivos de la escuela. Nuestra obra fue dejada al final del programa, esperando que los padres no se sintieran avergonzados de la pobreza artística de sus hijos, porque mi grupo estaba catalogado como de bajo perfil. No me quedó claro que significaba eso hasta que la directora, me tomó del brazo y me susurró: ¿cómo hizo usted para lograr que los niños actuaran?.

Afortunadamente en ese momento una madre me abrazó tan fuerte que imagine que mis ojos saltarían y tendría que correr tras ellos, aunque no imaginé cómo si no vería sin ellos. Cuando finalmente me soltó me dio un beso y grito: ¡No sabía que Mita pudiera cantar tan bonito!. 

Cuando el papá de José llegó hasta su hijo, no solo lo felicitó, le dijo que estaba orgulloso de él. Si una obra de teatro nos permitió aprender vocabulario,  hilar ideas, hacer secuencias de eventos, trabajar verbos, poner en marcha el trabajo cooperativo, desarrollar nuestra creatividad y… ¡puf! puedo seguir la lista, por primera vez deje de sentir miedo de toda su riqueza cultural… estos niños me habían enseñado más de lo que yo aprendí en todos mis años de clases aburridas…

Mire con cuidado como Hanna bailaba entre sus hermanas cuando sentí un jalón en la manga, era Erick que tenía un puñado de malvaviscos mordidos y con una sonrisa me preguntó: maestro, ¿quieres ayudarme con el telón?, le dije: ¡claro, ya que no me dejaron ayudar a prepararlo!. ¡No podía creer que estaba comiendo malvaviscos y sabían a gloria!, ese puñado de azúcar eran un premio Oscar para mí.

Estaba avanzando a la puerta cuando vi a Gaby sentada en el asiento más alejado del escenario. ¡No podía creer que estaba ahí, con sus tacones alto y su vestido de seda!. Estiró el programa y me dijo: ¿me lo puede autografiar, por favor?, le sonreí como pocas veces lo había hecho y cuando ella estiró la pluma, la directora se puso en medio de los dos y  dijo: “Bien hecho, nos sorprendió a todos, quiero que me diga que hizo con esos niños”. Estaba a punto de responder cuando Gaby dijo con voz suave: “creyó en ellos”. 

La directora la miró con desdén, la señaló con su Iphone  y casi le ordenó: “Quiero que calendarice los cursos para la primavera, parece que ustedes tienen algo que favorece a los maestros”.

Cuando salimos, todo se veía distinto.